WeAll #47 Comenzamos 2025 con fuerza
Más empresas cancelan sus programas DEI (y otras no), Nuevas políticas en RRSS avalan las microagresiones, Zuckerberg quiere "más energía masculina", y las escalas del odio según Allport
1 artista, 1 activista, 1 libro, 1 peli, 1 podcast, 1 serie
(new) Artista 🎵 me parece importante incluir referencias culturales que estimulen todas las formas de descubrir la diversidad humana. Por eso, para quienes conciben la vida sin la música (como yo), comenzaré a incluir artistas a partir de este número. Comienzo fuerte con Doechii, la energía salvajemente positiva de su all female band y su fusión de Hip-Hop, Rap, Jazz, Soul, R&B y Funk en este Tiny Desk de NPR. Te reto a no levantarte de la silla con cara de estupefacción y la quijada en el suelo a partir del minuto 6:30 😉
Activista 💪 en Diciembre se cumplieron 27 años desde que su ex pareja la asesinara. Ana Orantes es una activista mártir, pues fue su historia contada por primera vez en TV, pero sobretodo su asesinato días después de esta entrevista, lo que consiguió que el Gobierno de España reformase el Código Penal en materia de violencia de género, y fortaleciese las campañas y medidas para que más mujeres pudiesen denunciar.
Libro 📚 Mapa Cultural de Erin Meyer. El libro de cabecera para cualquiera que trabaje con personas de otras culturas. Un clásico que no tiene desperdicio, que combina teoría con práctica de una manera muy amena.
Peli 🍿 Tienes que ver Calladita en Netflix. Retrata de una manera muy cercana, real y lejos de amarillismos, la historia de una mujer migrante y la discriminación a la que se enfrenta trabajando como empleada doméstica en la casa de una familia adinerada. Final inesperado que no defrauda.
Podcast 🎙️ El Olimpo de las Diosas con Henár Álvarez y Judith Tirado, el podcast que hace que la gente me mire raro en la calle porque me carcajeo sola, pero con el que también aprendo muchísimo sobre un montón de temas interesantes pero con perspectiva de género. Lo puedes escuchar en Podimo.
Serie 📺 Las Abogadas en Netflix, es una historia ficticia (aunque inspirada en mujeres como Cristina Almeida y Manuela Carmena) sobre cuatro abogadas que cambiaron la historia de España luchando por la libertad y rompiendo techos de cristal al acabar la dictadura de Franco.
Si tienes recomendaciones, nos encantará recibirlas en hola@weall.es
Más empresas que cancelan sus programas… y una que no
En la última edición os conté que empresas como Toyota, Ford, Harley Davidson, y Wallmart estaban desmantelando sus programas DEI, acoplándose a las directrices de Elonio y Trumpetio.
En las primeras semanas del año se sumaron McDonalds, Amazon y Meta, esta última anunció el fin de sus programas DEI con efecto inmediato. Las metas de representación de minorías, las medidas para la equidad interna, la formación en DEI y hasta la perspectiva inclusiva en la selección de proveedores, son temas a los que hace alusión específica el memo con el cual desmantelan toda la estrategia, incluyendo al equipo.
En cambio, el board de Apple ha recomendado a sus shareholders que voten NO a una propuesta para cancelar los programas DEI. Entre sus argumentos, explican que
En Apple, creemos que la manera en la que nos comportamos es tan crucial para el éxito de Apple como crear los mejores productos del mundo. Buscamos llevar a cabo nuestras actividades de manera ética, honesta y en cumplimiento con las leyes y regulaciones aplicables, y nuestras políticas de Conducta Empresarial y Cumplimiento son fundamentales para la forma en la que hacemos negocios. Además, nos esforzamos por crear una cultura de pertenencia donde todos puedan dar lo mejor de sí mismos
Te queremos, Apple.
Más energía masculina…
Para ir juntando piezas del puzzle, Trumpetio y Elonio le hacen la guerra a las iniciativas DEI porque no quieren compartir el pastel, y porque la polarización es una narrativa que les ha traído mucho poder político y económico.
Comienzan demonizando, insultando y agrediendo activistas. Luego consiguen que sus grupos de extrema derecha se movilicen. Y luego estos grupos comienzan a amenazar sistemáticamente a las empresas, quienes deciden que el riesgo legal (y precio político) de mantener sus esfuerzos DEI es muy alto.
Pero necesitan hacer más ruido. No basta con esta pequeña trinchera, las necesitan todas. Enarbolan entonces la bandera de la “libertad de expresión” y modelan con el (mal) ejemplo.
Elonio tiene el poder sobre twitter. Desde que la adquirió, la plataforma ha perdido su valor económico pero también su valor moral, dejando joyas como que se haya triplicado la cantidad de veces que se usa la palabra “retardado” en la plataforma como un insulto, después de que Elonio la usara en un tweet.
Pero necesitan llegar a más personas y seguir envalentonando a los trolls que ahora, con valentía renovada, odian a viva voz a quienes ocupamos los espacios que merecemos… entonces ahí entra con llaves de jiujitsu el señor Zuckerino.
A partir de los cambios recientes en la moderación de contenidos de Meta, se podrá llamar a las personas LGBTQIA+ “enfermas mentales”, y a las mujeres “utensilios del hogar” o “propiedad” sin ninguna consecuencia. También se podrá negar la existencia de ciertos grupos, y se podrá decir tranquilamente que un grupo no debería existir… ¿de qué me suena esto?
Para rematar, Zuckerino va al podcast de Joe Rogan y suelta esta perla:
Creo que tener una cultura que celebre un poco más la agresividad tiene sus propios méritos que son realmente positivos.
¿De verdad? ¿Más agresividad de la que ya vivimos? ¿Vamos a repartir cuchillos en los procesos de selección y que comiencen los juegos del calamar?
Todo esto es preocupante porque ya lo hemos vivido y nos sabemos el final. No te hago spoiler si te digo que es un final horrible, y te contaré como un pequeño comentario puede llevarnos (y nos ha llevado) a un terrible holocausto.
La escalera del odio: cómo un pequeño comentario termina en catástrofe
El odio y la intolerancia son como una chispa en un bosque seco. Si la ignoramos, se convierte en un incendio que arrasa todo a su paso. La Teoría de la Escalada de Allport nos advierte exactamente eso: cómo pequeños actos de prejuicio pueden crecer hasta convertirse en algo devastador, si no se detienen a tiempo.
Ahora, con el argumento de la “libertad de expresión” sin responsabilidades ni límites, han removido las barreras que nos protegían de la normalización del odio. El insulto y la degradación del otro son el comienzo. Así lo explica Allport en su teoría.
Las 5 escalas del prejuicio según Allport:
Antilocución (Hablar mal): comentarios sarcásticos, memes ofensivos, “bromas” sobre grupos vulnerables. Parece “solo humor”, pero empiezan a normalizar que algunos valen menos. “Esta generación tiene la piel fina”, “Las mujeres son muy emocionales”.
Evitación: ahora la cosa sube de nivel y se evita interactuar con ciertas personas o grupos. "Prefiero no trabajar con mujeres porque son más emocionales." "No hablo con los becarios porque no se les puede decir nada". Así empieza la exclusión.
Discriminación: aquí ya no solo es evitar; es impedir el acceso. La gente pierde oportunidades laborales, acceso a servicios públicos o el derecho a un trato igualitario. En 2020, instados por partidos de ultraderechas, más de 100 municipios se declararon "zonas libres de LGBTQIA+" en Polonia. Así fue hasta el año pasado, que fueron derogados por la corte de Varsovia.
Ataque físico: lo que empezó como comentarios se convierte en agresiones. Agresiones sexuales, destrozos a locales de minorías, asaltos motivados por prejuicio. Por ejemplo, en UK tras el Brexit aumentaron los ataques racistas y las agresiones a comunidades polacas y musulmanas.
Exterminio: cuando el odio escala a lo más oscuro, persecución o eliminación de un grupo completo.
¿Por qué debería importarnos?
Porque antes de que lleguemos al "incendio", tenemos la oportunidad (y la responsabilidad) de apagar las chispas. Permitir que se diga públicamente que ciertos grupos “no deberían existir” o que las personas LGBTQIA+ son “enfermas mentales” no es libertad de expresión, es abrir la puerta a la exclusión y a la violencia.
El odio que no se detiene a tiempo se transforma en destrucción.
Y proteger la conversación pública de discursos de odio no es censura, es responsabilidad.
Si presencias una microagresión, no te quedes callada. Apaga la chispa.
Ahora más que nunca tenemos que seguir adelante, juntas, por espacios de trabajo donde todas las personas sean valoradas y respetadas.
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